Vida fascinante, oculta, la de Dora Maar (1907-1997), una artista que despuntó en la fotografía, que se codeó con lo más granado de la intelectualidad francesa y cuyas obras tienen hoy un valor cada vez mayor. En su momento, aparecieron dos trabajos distintos y complementarios de dos investigadoras: el de una profesora barcelonesa de Historia del Arte y organizadora de importantes exposiciones: Victoria Combalía, con Dora Maar. Más allá de Picasso (Circe), y el de una narradora argentina, Alicia Dujovne Ortiz, con su Dora Maar. Prisionera de la mirada (Vaso Roto). La primera proponía una visión apartada del tópico de considerar a Maar la mera compañera sentimental de un Picasso que la abandonaría tras diez años de relación tempestuosa; la segunda ponía el foco en «el ojo» cual «bola de cristal», «pineal» y «surreal», concepto sagrado para los vanguardistas de la época.
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